Entonces, cuando no supo que más preguntarme, se hizo el silencio. Ya eran casi las dos. Y, me preguntó: - ¿Has comido, Lázaro? - No señor. Me topé con usted esta mañana, muy temprano – le respondí yo. - Pues, aunque era temprano, yo ya había almorzado. Y, cuando como algo por la mañana, no vuelvo a tomar nada hasta la noche. Así que, pasa el día como puedas, que después cenaremos. Creo que faltó poco para desmayarme... ¡No me lo podía creer! Tras oír sus palabras, regresaron mis penas y, volví a llorar mi desdicha. Al caer la noche, no cumplió su palabra. No comimos ni un triste mendrugo de pan. Me pasé casi toda la noche en vela, peleándome con el hambre y enfadándome con mi mala fortuna. Soy Javier Rodríguez Gil
Entonces, cuando no supo que más preguntarme, se hizo el silencio. Ya eran casi las
ResponderEliminardos. Y, me preguntó:
- ¿Has comido, Lázaro?
- No señor. Me topé con usted esta mañana, muy temprano – le respondí yo.
- Pues, aunque era temprano, yo ya había almorzado. Y, cuando como algo por la
mañana, no vuelvo a tomar nada hasta la noche. Así que, pasa el día como puedas,
que después cenaremos.
Creo que faltó poco para desmayarme... ¡No me lo podía creer!
Tras oír sus palabras, regresaron mis penas y, volví a llorar mi desdicha.
Al caer la noche, no cumplió su palabra. No comimos ni un triste mendrugo de pan.
Me pasé casi toda la noche en vela, peleándome con el hambre y enfadándome con
mi mala fortuna.
Soy Javier Rodríguez Gil